miércoles, 21 de enero de 2015

Tiempo de volver !


Quizás diciembre-enero son los mejores meses para estar lesionado... quizás los peores.
La verdad es que una vez descartada la maratón de Tarragona, no he hecho más que conectar comidas copiosas con cenas aun más exageradas y curiosamente no echaba demasiado en falta el correr.

Tras 3 días de trabajo (7,8,9 enero) tocó celebrar el cumple de mi cuñado en una casa rural cerca de Ponts (48 horas de niebla espesa pero un festín para los estómagos bien entrenados), y la semana pasada 3 días con clientes comiendo y cenando que daba gusto!

Fue el sábado que por fin acabaron mis 3 semanas de mini-vacaciones atléticas (obligatorias), y me atreví a calzar las bambas. Aun sintiéndome miserable, lento, pesado y dolorido, me salieron unos 15 kilómetros bastante positivos, a un ritmo medio de 4'29", totalmente inesperado.

Por la tarde otro gran festín en casa de mi cuñado, y luego 4 días de gripe y sinusitis que estoy dejando atrás ahora mismo (espero).

Con un poco de suerte, mañana podré volver a entrenar y esta vez con un poco de regularidad.
Mi mente está muy holgazán, pero las piernas y la barriga exigen CAÑA!!! y YA!!!

miércoles, 7 de enero de 2015

Mal comienzo 2015


Cuando todo va tan bien, enseguida lo das por normal (disfrutando a tope, eso sí), y no te das cuenta que son momentos que tienes que mimar con mucho cuidado.
En vez de eso, estaba ya pensando en una marca sub 3h05 en Tarragona (18.01.15) y parecía que no iba a bajar nunca más de la nube donde me había refugiado durante tantas semanas.

Y la bajada fue cuando menos me lo esperaba. Jugando con los niños el último día del año en "de Trimbaan" en el bosque de Harderwijk, un circuito de 1200m tipo test-de-Cooper, y paralelamente un conjunto de ejercicios que de repente me hicieron sentir un disparo de metralla en el gemelo derecho.

 
 
Nunca había sentido nada igual, pero supe enseguida que era una rotura fibrilar.
Lo que no sabía era que una hora después ya podía caminar sin apenas dolor, si bien estirar el gemelo era impensable. Tanto me engañé, y tanto fueran las ganas de mantenerme en la nube, que el día siguiente me vestí nuevamente de corto para intentar correr unos kilómetros y así no perder kilometraje... Duró 50 metros para darme cuento de mi idiotez.
No obstante, el dolor era molesto, pero nada exagerado.
 
El sábado tocó volver a Sant Feliu, como siempre en coche, y también allí se me había acabado la suerte. 50 kilómetros pasados París, tras 550 kilómetros y a falta de 1000, a las 15:30 se me murió la batería del coche, y me tuvieron que remolcar al taller  más cercano.
 
Por suerte, allí me pudieron poner una batería nueva (tras ver que la mía no tenía reanimación posible) y aunque la broma me costara más de 400 euros y 3 horas importantes, pude seguir el viaje sin más problemas hasta las 04:00 de madrugada.
 
 
 
 
No tuve nada de dolor en la posición de conductor durante 15 largas horas, pero el domingo por la mañana el dolor era enorme al levantarme.
Un dolor que aumentó el lunes, y hoy era tanto que no tuve más remedio que ir al hospital Moisés Broggi donde me confirmaron la rotura fibrilar.
 
Por suerte, el médico me confirmó que era normal que los primeros días el dolor era muy soportable y que aumentaría hasta llegar a un punto máximo y que después bajaría hasta la reparación total.
 
Esto no evita que durante 3 semanas no podré ni correr un solo metro, y que por tanto con toda seguridad no podré participar en la Maratón MCD el 18 de Enero!!
 
De momento, paciencia, e intentar no deformar demasiado al cuerpo (van 4 kilos ya, y subiendo), y en febrero volveremos a pensar en carreras y marcas... 
 
 

Final de año Fenomenal

 
 
No hay nada mejor que celebrar la Nochebuena con el 'caliu' de la familia, acompañados de una buena comida y un buen vino y quizás un intercambio de regalos..
 
Nosotros, no obstante, teníamos otros planes y en vez de eso, salimos el miércoles 24 a las 15:30 con el coche cargado a tope hacia Holanda, haciendo Nochebuena en un hotel insulso de la carretera a 800 kilómetros de nuestro piso de Sant Feliu y la misma distancia aprox. de la casa de mis padres en Harderwijk. Pero ya que Cristo tampoco nació en Diciembre, ya no vendría de un par de días...
 
El día anterior, el martes, quise hacer una tirada tranquila de 15 kilómetros, pero el mal tiempo hizo que me acercara las pistas de atletismo de Sant Feliu, y sin darme cuenta estaba dando 25 vueltas por la pista a un ritmo cada vez más rápido, de 4'10/km a 3'53". Al final un 10K en 40:24 que fue una gran y grata sorpresa. La idea era de aprovechar las últimas 3 semanas y media pre-maratón para aumentar notablemente el volumen, y qué mejor que hacerlo por los maravillosos bosques de Harderwijk sobre los caminos-bici.
 
Tras un primer error (olvidarme la llave del cofre encima de mi coche -dejé mi juego de llaves en casa- y por tanto tuve que destrozar el cofre para poder sacar mis maletas) 

 
compensé mi falta de cabeza (quien no tiene cabeza, tiene pies) con una tirada larga a temperatura ligeramente bajo cero. Unas sensaciones inmejorables a un ritmo fijo de 4'28" durante 26,20 kilómetros y quedándome con las ganas de haberlo alargado un poco más, si no fuera porque poco después ya nos estaría esperando la familia para abrir (por fin, el día 26) los regalos. 
Por la noche una cena tradicional holandés, que es el "Gourmet", parecido al Fondue, pero en este caso todo el mundo prepara sus propios platos con unas paellitas pequeñitas, de esta forma alargándose la velada durante 2÷3 horas tranquilamente.
 
Todo con un buen vino, si bien los 3 hombres de la casa (quien nos ha visto, y quien nos ve) bebían de las botellas 0,0%. Hace muy pocos años que 'inventaron' el vino SIN en el mercado, y la verdad es que poco a poco está teniendo un gusto más aceptable.   



 
 
 
El domingo 28 me levanté nuevamente pronto para hacer unos 20 kilómetros a ritmo vivo (4'20") y sintiéndome nuevamente mejor que nunca. Unos ritmos hace pocos meses impensables y además sin nada de dolor o cansancio posterior. Quería hacer más kilómetros, pero ese día mi hermana había conseguido tickets gratis para el campeonato nacional de patinaje de velocidad sobre hielo (deporte nacional de Holanda: hablamos de 24 (!!) medallas en los Juegos de Sochi el año pasado), y convenía aprovechar este regalo. 

 
 
El martes 30 tenía el cuerpo bastante peor, sintiéndome muy pesado, cosa que tampoco no tenía ningún secreto tras una semana de comer como un condenado y a todas horas (como todo el mundo, supongo). Volví tras 12 kilómetros a un ritmo más tranquilo, pero tras ver que el ritmo media era de  4'24" tampoco había motivos para quejarme.
Una hora después estaba con los chicos en el Aviodrome de Lelystad para ver una gran exposición de aviones que por supuesto les encantó a los dos.
 
Y así acabó quizás el mejor año atlético de mi vida, pero....
era imposible vivir demasiado tiempo en una nube tan benévolo.