Hamilton – The Secret Race
Hay un antes y un después de leer este libro. A mi me ha
dejado una fuerte impresión, y si bien hay muchas datos que ya son más que
conocidos, impacta leerlo en su conjunto.
Es un libro escrito por Tyler
Hamilton, que fue uno de los principales gregarios de los primeros años ‘Tour’
de Lance Armstrong en US Postal, y posteriormente como líder en los equipos CSC
y Phonak. Fue 2º en el Giro de 2002, ganó el clásico más duro
Lieja-Bastoña-Lieja, fue 4º en el Tour de 2003 con un solo de más de 100kms y…
fue pillado por contener sangre de otra persona en su cuerpo en la Vuelta 2004.
Es un hombre con una capacidad de sufrir extraordinaria, siendo capaz p.e. de
llegar 4º en el Tour del 2003 tras una doble fractura de clavícula en la
primera etapa !! (tuvo que esmaltar de nuevo 11 dientes tras rechinarlos durante
etapas para evitar el dolor de la clavícula).
Es un libro muy ameno (en 8 días he leído 2x las 300
páginas), y lejos de ser un documental, relata sus vivencias en el mundo del
ciclismo profesional, sobre todo una detallada descripción de sus métodos de
dopaje y el dopaje en general, pero escrito en primera persona lo que deja
sentirnos en su propia piel.
Empieza a explicarnos como los grandes ciclistas americanos
fueron completamente pulverizados cada vez que llegaban a Europa a disputar las
carreras de 3 semanas. Había una velocidad descomunal, que aumentaba y
aumentaba a la medida que pasaban los días, con cosas tan absurdas que 1 solo
tío podía aguantar durante horas y horas un pelotón entero cazándolo. Ciclistas pesados que no tenían ningún
problema en subir puertos con una velocidad enorme, y además, corredores que no
tenían ningún día malo, ni picos ni valles. Not
normal!.
Vio a Riis en el 1996 y decenas de Riises más y no sabía que estaba pasando.
Americanos realmente fuertes que corrían muchísimo (como el Armstrong) pasaban
años sin poder terminar el Tour o llegar en posiciones muy mediocres. Andy Hampsten tenía los mismos valores de
fuerza que anteriores años (ganó el giro en ’88) pero apenas pudo llegar entre
los mejores 50!!
En el ’97 es cuando Hamilton ve que después de cada etapa
los “soigneurs” (asistentes responsables de la comida, masajes, etc.) daban “bolsos
blancos” sacados de las neveras. No parecía gran cosa, porque lo hacían de una
manera tan rutinaria. Solamente se lo dieron a los corredores fuertes del
equipo, los líderes y los que tenían que hacer mayor esfuerzo en la montaña.
Era totalmente imposible ganar contra los de los ‘bolsos blancos’, y tras 1000
días de ver las injusticias ajenas, Tyler también se rindió. Aceptó.
EPO cambió todo.
Andy Hampsten, Scott Mercier y otros que se negaban a pasar por el tubo, no
tuvieron más remedio que renunciar al ciclismo.
Se podía competir contra las anfetaminas, contra los anabólicos, pero contra el
EPO no había nada que hacer.
Leyendo el libro te das cuenta que absolutamente NADIE,
nadie pudo competir una carrera de 3 semanas sin EPO. La diferencia, la ventaja
era simplemente demasiado.
Explica que EPO causa el riñón a producir más glóbulos rojos que transportan el
oxígeno, aumenta el hematocrito. Podría aumentar el pico de fuerza en un 15% y la
posibilidad de aguantar un contrareloj a un 80% del máximo con un aumento de un
80%!!!
La velocidad media del Tour entre ’80-’90 era de 37,5 km/h, y entre ’95-’05 era
de 41,6 km/h. Una diferencia de 22%
si cuentas con la resistencia al aire. ¿Hay dudas del dopaje general?
Por qué fue tan fácil?
Primero porque EPO era en el principio indetectable. Solamente se podía medir
el valor del hematocrito, y se decidió dejarlo en el máximo de un 50%. La
cuestión llenar el valor (Hamilton era 42) hasta 50 y por tanto ganar un (en su
caso) 19%.
Riis en ’96 llegó a 64 cuando hizo su bestialidad en la cronoescalada. (Mr. 60
le llaman)
Los corredores sentían que era justo, porque TODO EL MUNDO –al menos- podía
tener las mismas posibilidades. (A Level playing field).
(Importante: No era que un don nadie se hinchaba de EPO, sino que podías
entrenar mucho más fuerte, y durante días y días sin que el cuerpo se
degeneraba. No era para los holgazanes, sino para los que amaban machacarse diariamente
al máximo).
Cuando empezaban a hacer controles fuera de las
competiciones, fue tan fácil engañar a los inspectores (que no podían hacer
controles entre las 22:00 y las 06:00) simplemente hacer microdosis cada noche a las 22:01 (una hora especialmente ocupado
para los ciclistas). Una dosis muy menor pero directamente en la vena para que
el día siguiente no pasabas del 50.
Los médicos del equipo llevaban el EPO + unos “huevos rojos”
de Andriol (testosterona) cada semanas para recuperar el músculo, y lo
inyectaban en el brazo, culo y donde fuera.
Hasta el año 98 cuando el equipo Festina
fue pillado tras unas demostraciones nunca vistas (todo el equipo subiendo los
puertos sin sudar) con PFCs, un enorme riesgo para la salud.
Gente iba a la cárcel, y los equipos ya no podían permitirse llevarlo encima,
por lo que tenían que buscar EPO etc, en las clínicas de los médicos…. Es ahí
donde el libro nos lleva a Dr. Fuentes !!
En el 2002 Hamilton ficha por Riis, y en su primera charla
le comenta que tiene que hacer una transfusión de sangre. Indetectable hasta
hace muy poco (si es que ahora se puede detectar) y muchísimo más potente. Sr.
Fuentes lo hacía en sus oficinas de Madrid o en las islas Canarias.
Para no alargar demasiado, las transfusiones daban aun muchísimo más fuerza, y
ahora también Hamilton pudo hacer hazañas como con la clavícula rota aguantar
un pelotón durante más de 100 kilómetros y ganar con diferencia en una etapa
durísima.
No fue hasta que (probablemente) un ayudante de Fuentes
mezcló bolsas de sangre que le pillaron a Hamilton (Jesús Manzano casi murió el
año anterior por el mismo motivo) con sangre de otro en su cuerpo.
Y aquí otro punto muy importante:
En el principio del libro describe sus años de juventud, explicando que para su
familia lo más importante, sin duda, fue la VERDAD. Ser honestos.
Cuando su padre le preguntó en el año 1998, después del follón
de Festina, si él se dopaba, contestó sin pestañar: “Papa, si yo tuviera que
tomar esta mierda para competir, me retiraría!!”.
Después de que le pillaron, ¿reconoció que lo había hecho? NO!!
De hecho, hasta el momento NADIE ha reconocido haberse dopado después de ser
pillado. Nadie. Siempre han pasado años de negaciones, gastándose enormes
cantidad de dinero (en el caso de Hamilton casi un millón de dólares) para ‘demostrar’
que tenían razón…
Es triste, pero todo eso hace que con el tema dopaje NO TE PUEDES FIAR DE
NADIE.
No obstante, Hamilton termina el libro (tras perder su
mujer, entrar en una grave depresión, tras haber perdido ingentes cantidades de
dinero) diciendo que hasta que no era capaz de explicar la verdad, no era capaz
de vivir feliz.
The Truth really will set you free.
Está más bien cabreado con Armstrong, no porque se dopaba
(quien no?), sino por el abuso de poder. En primer lugar llamaba al mismo
directeur de la UCI (Hein Verbruggen) cuando alguien tenía ‘más ventaja’ que
él, para que le vigilaren, y además por comprar a las instituciones cada vez
que él estaba implicado, o por demás intimidaciones.
No deja ninguna duda de que Armstrong se dopaba (para mi sigue siendo el más
fuerte de los dopados!), pero también que el tema dopaje, Dr. Fuentes, va mucho
más allá que el ciclismo.
¿Por qué cuando la Guardia Civil pilló a Fuentes con 185
bolsas de sangre y 39 de plasma identificaron los 58 clientes ciclistas, mientras
que otros nombres en clave no fueron identificados?.
Según Wikipedia: La lista de clientes de Fuentes sería más extensa que los
nombres en clave ya conocidos que no han sido identificados. Esto se debe a que
el juez Serrano, al decidir que sólo se investigaría un presunto delito contra
la salud pública (al no ser el dopaje un delito aquí en España), prohibió a los
investigadores acceder al contenido de los dos ordenadores incautados en los
registros, y que presumiblemente tendrían abundante información y más nombres
(en clave o reales) de deportistas de otras disciplinas ajenas al ciclismo,
como el fútbol y el tenis. La Guardia Civil tenía vídeos y grabaciones en los
que aparecerían deportistas de nivel mundial no ciclistas.
¿Quién puede leer esto sin dar la razón a los Guiñoles Franceses?
No es que los franceses sean santos, pero ¿no es aquí el ESTADO (como la
antigua Alemania del Este) que está ocultando información básica para el
deporte puro?
Si la Guardia Civil sabe que importantes clubes de la primera (y segunda)
división, atletismo, tenis, etc.. están metidos con las transfusiones. Si el
ciclismo no tiene “Eurocopa”.. etc, etc.
¿A quién creer que cuando se trata del dopaje? ¿Alberto
Contador (A.C.)? ¿Nadal? ¿Barça? ¿Madrid? ¿Marta Dominguez?.... cuesta.
Un libro muy recomendable !!